ORÍGENES DEL MUNICIPIO DE VILLAS DE LA VENTOSA (CUENCA)

El origen de los pueblos que forman el actual municipio de Villas de La Ventosa es algo muy difícil de determinar. Con el río Guadamejud y la cantidad de fuentes y pequeños arroyos que vertebran toda la zona, los asentamientos humanos se reparten por la comarca, estando constatada la presencia humana desde el neolítico y reproduciéndose exponencialmente ya en al Edad del Bronce. 

Pasando por diferentes culturas, igualmente está claro el paso de los romanos por el municipio, quedando vestigios como las diferentes fuentes, el poblado que estudió Heliodoro Cordente en Culebras, encontrándonos en una posición geográfica entre Segóbriga, Ercávica y Noheda, y en un territorio en el que la minería dedicada a la extracción del lapis especularis tuvo una gran importancia. 

Si intentamos buscar las primeras referencias escritas a los pueblos de la zona, hay que irse a finales de siglo XIV, a documentos relacionados con el papa Benedicto XIII, el famoso Papa Luna, época en la que ya aparecen por escrito las iglesias de San Cristóbal de La Ventosa, y las de Bólliga o Villarejo, sin poder determinar en este último caso si se trata de “nuestro” Villarejo del Espartal. 

Lo que está claro, es que en época medieval ya había numerosos asentamientos en la región. En el caso de La Ventosa, el señorío data de 1340, momento en el que ya existía la aldea de La Ventosa, y los lugares de Villarejo de la Vega y de Peñas de la Vega. Respecto a Villarejo de la Vega, más tarde conocido como Villarejo caído, en mi opinión debió despoblarse en el siglo XV, seguramente en una de las pestes de las que hay constancia escrita. Alrededor del 1600 ya era un despoblado, del que quedaban restos de viviendas y calles, y del que quedaba memoria en los pueblos vecinos, ya que tanto desde La Ventosa como desde Villanueva de Guadamejud se realizaba una procesión hasta el antiguo Villarejo, y se realizaban unas oraciones donde estaba la antigua iglesia. 

 En resumen, el municipio de Villas de La Ventosa es un auténtico lujo para cualquier historiador, ya que prácticamente paseando por el campo te puedes tropezar con parte de la historia de la comarca. Estoy seguro de que la infinidad de cuevas y abrigos repartidos por la zona nos depararán sorpresas a medio plazo, teniendo noticias de tradición oral de representaciones animales en alguna de ellas hace unas décadas, y pequeños estudios en los que se plasma antigua escritura desconocida. Además, para seguir ahondando en el conocimiento de nuestros antiguos antepasados y de cómo eran sus vidas, tenemos a nuestra disposición libros parroquiales desde mediados del XVI, diferentes documentos relacionados con la iglesia, protocolos notariales con compras, contratos, testamentos, relaciones de bienes, etc., que nos permiten seguir enriqueciéndonos en lo que a nuestra identidad se refiere. 

 Sirva este pequeño resumen para que nos hagamos una idea del enorme potencial cultural del municipio, y que el que suscribe irá desgranando y realizando publicaciones en meses venideros, con estudios de familias y linajes de la zona, hidalguía y nobleza, arqueología, arte y arquitectura, modos de vida, vestimenta, personajes, etc.